The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom al fin está entre nosotros. Hace ya 6 años de Breath of the Wild y de la llegada del Nintendo Switch a nuestras casas, no podemos olvidar la revolución que fueron ambas cosas y mucho menos podíamos evitar emocionarnos con esta secuela. Y no es para menos, su antecesor fue catalogado el mejor juego de la historia por la gente de Japón e incluso revistas ajenas a los videojuegos le daban este trono A Breath of the Wild… Así que sí, el tamaño de una secuela era inimaginable para muchos.
Quizá por eso tardó tanto en llegar, no es queja, pero 6 años de desarrollo no es cualquier cosa. Es raro que Nintendo se diera el lujo de anunciar su secuela con un lapso de tiempo considerable. Pese al largo tiempo de espera, tuvimos algunas entregas para revisitar grandes juegos en una versión mejorada para la Switch (Link’s Awakening y Skyward Sword HD). En fin, estamos aquí para saber si todos esos largos años de espera han valido la pena, así que vamos a la reseña en cuestión.

Mano derecha
Empezamos esta aventura a través de una expedición en las ruinas que están debajo del castillo, pronto Zelda se dará cuenta que las cosas no están nada bien, pues hay una buena cantidad de energía negativa. No pasará tanto tiempo para que Link sea víctima de este poder, el cuál lo despojará de todo. Aquí empiezan las principales diferencias con Breath of the Wild, pues en The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom las nuevas habilidades son vitales para ir a cualquier lugar. El jugador depende enteramente de su creatividad para seguir avanzando.
Este apartado creo que es lo más impresionante y lo que más me encantó de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Si en el anterior juego podíamos hacer cosas loquísimas, en este podemos echar toda la creatividad por la borda. Da la impresión de que todas estas habilidades solo hacen infinitas las posibilidades que tenemos para superar cualquier reto dentro del juego. Es verdad que hay habilidades más útiles que otras, pero sin duda la ultramano es con la que más me divertí.
Esa habilidad nos permite unir, mover y despegar estructuras, piedras, troncos… Todo lo que se te ocurra. Al inicio el juego es muy sutil en mostrarnos como podemos utilizar mejor esta habilidad y en que situaciones es imprescindible. Eso nos lleva al cielo, que es la nueva ubicación de este juego y la clave para que Link vuelva a Hyrule.

Un mundo enorme dentro de una Switch
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom tiene 3 mapas o zonas donde podremos explorar: Hyrule, Cielo y Abismo. Cada uno tiene su momento de brillar dentro de la narrativa del juego y cada uno tiene su forma de pasarse. El clima en cada uno de ellos es diferente, así que tendrás que vestir de la mejor forma o comer algo que te ayude a soportar tu estadía en esa locación. Una vez más, lo más divertido y lo más recomendable es buscar las diferentes formas de solucionar un problema.
Eso sí, el juego es enorme y tiene la cualidad de no saber que tanto estás progresando. Sabemos que el objetivo es encontrar a Zelda, pero, son tantas las cosas que van surgiendo de camino que de pronto entre detalle y detalle te das cuenta de que esto es más grande lo que pensabas. Sin duda es en este momento en el que algunos jugadores pueden tirar la toalla o no sacarle el máximo provecho al juego. Siempre está la opción de ir por las misiones principales y acabar el juego rápido.
Pero la realidad es que están los santuarios para ir mejorando resistencia y nivel de salud, e incluso, si nos queremos poner exquisitos, deberíamos tener tiempo de completar el mapa a través de las torres que nos lanzan hacia el cielo. Otra cosa que destaca es que siempre despierta las ganas de seguir explorando, pues sabes mientras más le rascas, mejor es tu recompensa.

Estamos cerca de llegar a la perfección
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom llega en el sexto año de la Nintendo Swicth y deja la sensación de que le faltó un poco de potencia a esta consola para correr a la perfección este juego. Hay bajadas de frames al abusar de la técnica ultramano y es notable la técnica de pop up para no tener que procesar tantos elementos al mismo tiempo en pantalla. Esto a mi punto de vista es más un problema de hardware que del juego en si, seguramente podremos ver esto solucionado en la siguiente consola de Nintendo, no tengo dudas de que podemos jugarlo ahí.
Hablando de la perfección como juego, es difícil dar el veredicto. Pues lo que hace el juego tan grande y genial, podría ser la misma cualidad que lo haga aburrido para otra persona. Si no sabes que hacer en cierto momento, puede que tu impulso más fuerte sea abandonar el juego y no regresar en un buen tiempo. Mi consejo es que nunca dejes de hacer cosas, no hay un camino malo, eso tenlo presente, el juego siempre va a querer que vayas a cualquier lado, porque seguramente ya tiene algo en ese destino preparado para ti.
No hay un orden para hacer las cosas y mucho menos un sistema de progresión, pues esto no es un RPG aunque muchos lo cataloguen de esta manera. Todo depende de nuestra creatividad y ganas de ir descubriendo todo el mapa; ya sea a pie, a caballo, o en alguna invención tuya con motores y todo el estilo del mundo.
Calificación Daily Zone
Me encantó. Lo que llevo hasta el momento me deja en claro que Nintendo sigue preocupado en la parte que es más importante: el gameplay de sus juegos. Ellos saben perfectamente que la prioridad es que un juego sea divertido de inicio a fin, el entretenimiento sigue siendo el pilar de sus juegos y de alguna forma conseguir mejorar su formula en cada entrega que sale. The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es un grandioso juego por si solo e incluso se siente más grande que su antecesor. El juego nos invita a ser valientes todo el tiempo y sin duda veo a Link recogiendo el GOTY de este año.