Han pasado 46 años desde que Sony le dio play al primer Walkman y, honestamente, es de esos gadgets que no solo hicieron historia, sino que reinventaron por completo la forma en la que la humanidad escucha música. Desde el primer modelo hasta las versiones más pro con audio de alta resolución, el Walkman ha sabido evolucionar, mantenerse relevante y, sobre todo, seguir sonando brutal.
Todo empezó con el Walkman TPS-L2, ese legendario reproductor azul con botones naranjas que se lanzó en 1979 y que marcó el inicio de una era. El primero en ser estéreo, compacto y lo suficientemente cool como para llevar la música en el bolsillo mientras caminabas por la calle, ibas al parque o simplemente querías desconectarte del mundo al ritmo de tu banda favorita. ¿Revolución portátil? Totalmente.
Pero Sony no se quedó ahí. Cuando vio que el Walkman era un éxito comercial, se puso creativa y se unió con expertos de audio para meterle más sabor (y tecnología) a la fiesta musical. Así llegaron otros modelos igual de épicos:
Primero apareció el Walkman D-50, el primer reproductor de CD portátil del mundo. ¡Boom! Aceleró la popularidad del CD como si fuera una banda de rock en su prime. Era compacto, práctico y, con seis baterías tipo C, te aguantaba hasta 5 horas de música non-stop.
Después vino el MiniDisc Walkman MZ-1, el primero en permitir grabar, reproducir y hasta editar tus pistas. Con sus 74 minutos de capacidad, podías dividir, combinar o borrar tus grabaciones y hasta ponerles nombre. Un mini estudio en la palma de tu mano.
Luego apareció el Walkman MZ-N1, que fue el pionero en usar la tecnología NetMD para transferir música a alta velocidad desde la PC. Y lo mejor: ¡reproducía hasta 110 horas seguidas! O sea, casi cinco días enteros sin tener que cargarlo.
Y como Sony no sabe frenar, en 2013 llegó al futuro con una línea de High-Resolution Audio, una experiencia sonora tan fina que hasta los audiófilos más exigentes se derriten. Hoy, el Walkman NW-A306 mantiene vivo ese legado con un diseño moderno, conectividad Wi-Fi®, compatibilidad con tus servicios de streaming y hasta 26 horas de batería. Porque la buena música no descansa.
Así que sí, el Walkman no solo fue un gadget icónico, fue y sigue siendo una experiencia personal, portátil y profundamente emocional con la música. Desde el primer casete hasta el audio de altísima fidelidad, esta maravilla sigue demostrando que no importa cuántos años pasen: el amor por el buen sonido nunca pasa de moda.
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